Yo las veo, chiquititas. Ya las vi en los jardines del Palacio de Cristal, pero acá están solas, entre arbustos más gruesos, más mansos, los petisos de los arbustos de su clase: marrones y toscos. Están ahí, las más quietas que de costumbres, las más blancas que el entorno. Entonces paso y pienso, porque es repetición. Paso y pienso que un día voy a traer la cámara y les voy a sacar una foto a las primeras valientes flores, blancos del barrio que juegan con los gatos y se mezclan con los otros colores sin perder el propio.
Consecuencias:
Y la palabra petiso viene del portugués.
Y después de la foto vino la lluvia. Vino con viento.
Y pienso en la repetición y en la supervivencia: y después.
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