miércoles, 6 de julio de 2011

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Días en Roma, Vaticano

Ya me acuerdo poco del orden de los acontecimientos. Por ahí es el cambio horario, el proyecto atrasado, los 20 días que me separan del verdadero itinerario. O quizás haya sido un paréntesis el cambiar de ciudad en cuestión de minutos. El itinerario narrado dice que yo sé que tomamos un colectivo en la avenida, cerca del hotel, después de comer (y pedir) (en italiano) el desayuno más rico y barato de Roma (un cornetto al cioccolato e un capuccino) (x2), y después de comprar 4 tickets en el quiosco de revistas, al rato, estábamos afuera, y adentro, luego, de las murallas del Vaticano. 

Cambio.
Media mañana.
Medio día.

Un poco con esa liviandad que nos llevó por Roma, sin mapas, sin apuros, casi sin colas, o con colas que no sabíamos adónde llevaban, visitamos las atracciones de la Santa Sede, la Basílica de San Pedro (sin cúpula, pero con citas maradonianas), los museos vaticanos (de pe a pa, dos veces Capilla Sixtina, paseo obligado por las estancias de Rafael, comimos ensalada y tomamos café y retornamos a Roma.  

Pero antes, entre la entrada de los Museos y de camino a la Capilla, apareció el césped tentador que, por prohibido nomás, no nos amparó en la siesta pública.


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